“Había una vez un niño que tenía las orejas tan grandes que siempre tropezaba con ellas al caminar. Sus compañeros de clase se burlaban del niño todos los días y él cada vez estaba más triste”.
Un día el niño fue al cole y conoció a una niña que era como él y se hicieron amigos. Estuvieron pensando una manera de que no se rieran de ellos. Entonces él, al pensar, se levantaba un poco del suelo, así que decidieron aprender a volar los dos juntos.
Avisaron a sus madres para que les cogieran de las orejas y les levantasen pero no funcionó muy bien. Probaron a pensar mucho y elevarse y eso sí les valió.
Al día siguiente se lo enseñaron a sus amigos pero tuvieron un problema, cada vez estaban más arriba hasta que llegaron a la Luna.
Estaban sorprendidos porque podían estar ahí el tiempo que quisieran (no se morirían).
Descubrieron que al lado de la Luna había otro planeta llamado Orejitas donde había gente como ellos. Se quedaron allí, conocieron a gente y de vez en cuando iban a visitar a sus madres y padres a la Tierra.
