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Pánico en el Graxal a la luz de la luna.

Esta historia comenzó a gestarse un buen día durante una videoconferencia charlando sobre una historia de miedo que había sido puesta como tarea de lectura comprensiva. Bromeando sobre el miedo que habían pasado algunos, les prometí una historia de miedo con algunos alumnos que quisiesen voluntariamente ser protagonistas de la misma. Se ofrecieron tres alumnos y comencé a escribir la historia pero, antes de terminarla se me ocurrió la idea de que cada alumno escribiese un final para dicha historia. Así lo hicieron, y todos los finales fueron entregados anónimamente a cada uno para que votasen por las tres mejores. En la votación realizada durante una videoconferencia el final de la historia más votado fue el enviado por Inés Díaz, y es el que incorporamos directamente a la historia. De todos modos, al final de la misma, aparecen los enlaces para acceder al resto de los finales enviados. Hay una gran variedad y si alguien quiere leerlos, probablemente pueda encontrar alguno que le guste más. Ya saben, " para gustos hay colores". Las ilustraciones fueron enviadas por Icíar Lago.

La luna se acercó a la Ría del Burgo para lavar sus cabellos de plata y descubrió cientos de pequeñas sombras deambulando por el paseo marítimo del Temple. El silencio de la noche acompañaba aquel tétrico desfile. La luna, aterrada, huyó sigilosamente buscando refugiarse en el regazo de una estrella. De súbito, un estremecedor manto de oscuridad rodeó la ría y todos los edificios. En sus dormitorios, los niños del Graxal dormían plácidamente ajenos al peligro que les acechaba.


Pero el terrorífico desenlace que se avecinaba había sido planificado mucho tiempo antes por una niña aparentemente inofensiva. Lucía era cariñosa, ingenua y simpática. Sus compañeros de 5º curso la apreciaban mucho pero, aunque lo disimulaban muy bien, había dos compañeros con los que tenía una relación muy especial: Martín y Mateo. Y no quiero decir que tuviesen una amistad más estrecha. Aquella relación era otra cosa, algo misterioso, algo que sólo podían percibir las personas con una sensibilidad especial para los hechos sobrenaturales . Ni siquiera sus padres eran conscientes de esta conexión mística entre ellos.

Los tres compartían una extraña afición: la persecución y captura de arañas, cuanto más grandes y negras mejor. Lucía y Martín las cazaban y las introducían en pequeñas cajas de cartón. Luego, se las entregaban a Mateo. Entre los tres se comunicaban telepáticamente; no necesitaban entrar en contacto para comunicarse ni utilizar móviles ni otros aparatos electrónicos. Mateo había convencido a sus padres para que le comprasen una mascota: un hámster. Pero no era un hámster normal, no; era un hámster aparentemente carnívoro. Su dieta preferida eran las arañas. En realidad era un espíritu procedente de otra galaxia que había abducido a los tres niños una tarde en la que se habían juntado para hacer un trabajo escolar y que había adoptado la forma de un hámster. Mateo le entregaba las arañas una o dos veces al mes. Y para disimular, había colocado la jaula detrás de una pecera y de unos libros.

Pero aquel ser alienígena no digería las arañas; simplemente las almacenaba inexplicablemente en aquel menudo cuerpecillo. Y………………aquella terrorífica noche, una noche que mejor no hubiese existido jamás………….abrió su pequeña boca y regurgitó cientos y cientos de peludos arácnidos, que dirigieron orquestadamente sus diminutos pasos hacia los dormitorios de todos los niños del Graxal.


Fueron una a una buscando comida para llevarse , pero no una comida cualquiera sino solo a tres, a los tres de la misma aula, a los mejores amigos,… a Lucía, Martín y Mateo.

Se reunieron con la araña más grande y más peluda, la jefa de todas. No sabían qué hacer, así que le preguntaron qué querían, pero no les contestó por causa de que las arañas no hablan nuestro idioma. Así que se intentaron escapar, pero había arañas tenebrosas por todos lados. La jefa no sabía por cuál empezar. Entonces los cogió a los tres, que gritaban como locos porque no querían que les devorase unas arañas.

Al final, sin darse cuenta, se durmieron y , de repente, ¡aparecieron en sus casas!

Pero… tenían algo tatuado en el brazo. Cada uno tenía una cosa: Lucía, JEFES; Martín, DE LAS; y Mateo: ARAÑAS.

También se encontraba un punto al lado de cada palabra. Lo tocaron los tres y aparecieron con las arañas (ahora ellos eran sus jefes). No se lo podían creer, estaban alucinando ; les estaban haciendo un pasillo. De repente se iban acercando poco a poco a ellos. Algo misterioso pero….. ¡se dieron cuenta de que era una trampa para devorarlos! El mensaje era sangre que se borraba.

Corrieron como locos para salvarse, pero era muy difícil, eran muy rápidas. Lucía cogió un ácido que encontró y se lo tiró. Se dieron cuenta de que se morían con el ácido, pero iban a necesitar mucho. Fueron a buscarlo y mataron a unas cuantas, a casi todas, pero solo les quedaba un vaso y la reina araña aún estaba viva. Iba a ser muy difícil vencerla.

Mientras que Martín y Mateo las entretenían, Lucía fue corriendo como un rayo buscando mucho, mucho ácido para que se murieran y no volvieran nunca más. Lo encontró y se dio cuenta de que le seguía una araña. Se dirigió a donde estaban las demás y les echó el ácido a todas a la vez. Ellos volvieron a casa felices sin darse cuenta de que les quedaba un huevo de araña, pero no pasaría nada mientras no creciera.

No le contaron a nadie la aventura que habían pasado porque no se lo iban a creer. Ahora ellos siguen esperando su próxima aventura por descubrir.

FIN, ¿….o no…?


OTROS FINALES DE LA HISTORIA (Pinchar en el nombre para verlo)

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